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Siguiendo mi proceso evolutivo como ser opinador del siglo XIX, abro un nuevo espacio más holgado y con menos límites. Acá se le da rienda suelta a la opinión, los comentarios y las quejas, de todo y para todos.

jueves, 19 de agosto de 2010

Me va mejor en buseta

Llevo alrededor de casi 3 semanas desencantada de manejar o ser pasajera de taxi en Bogotá. A continuación el listado de razones:


1. Me niego a parquear en una bahía desprotegida a merced de un 'vigilante' con cara de Freddy Krueger frente a mi oficina. 
2. Envejezco 10 años en cada paseo en taxi. Si nací con instinto de supervivencia y para colmo de males, manejo. Entonces entre un taxi mi nivel de estrés aumenta cuando veo las barbaridades que hacen..
.El último "fin de mes" me obligó a apretarme el cinturón, por lo que preferí redescubrir las mieles de ser peatón y no vaciar mucho mi billetera pagando un parqueadero.


¿Solución? BUSETA. No bus, no. Son demasiado grandes, se llenan en menor tiempo y por eso van a 10km/h intentando seducir posibles pasajeros. Lo mío es la buseta. A continuación enumero los beneficios de esta actividad:


1. Ejercicio. Un par de cuadras hasta el paradero y un par de cuadras hasta la oficina no suena a mucho deporte, pero claramente son mucha más actividad que pasar de mi cama a la silla del carro, o de la silla del taxi a la de la oficina.


2. Economía. Por  $2.600 pesos voy al trabajo y regreso a mi casa, prácticamente en el mismo tiempo. Por mi ruta obligada al trabajo no le rinde más a un taxi que a una buseta...no hay cómo.


3. Relajación. Como no me voy en la silla de la hijita del conductor, no me entero cómo maneja, no veo si se cerró, no me doy cuenta de las bestialidades...nada, feliz en mi ignorancia. Entre los múltiples personajes que van dentro de la buseta hay suficiente distracción como para andar pendiente de las habilidades de conducción del sr. busetero.


4. Destreza. Nada para despertar y afinar los reflejos como montar en buseta. La coordinación ojo-pie y ojo-mano mejora de manera sustancial en un par de recorridos. Entre lograr subir los escalones, sacar el billete y las monedas, caminar el micro pasillo, rastrear y encontrar una silla disponible, cuidar la cartera, uno se siente como un gato montés. Entre uno y el felino más ágil del África no hay mayor diferencia.


5. Observación. Desde hace 3 semanas les puedo decir donde hay un Servientrega, un cajero Colpatria, floristerías, sastrerías..cosas que normalmente en el afán de manejar, o el sufrimiento dentro de un taxi se pierden de vista.


He de añadir que no soy pasajera de buseta  en las horas infierno o pico (7:10am-7:50am/5:30pm-7:30pm) lo que hace mis recorridos aún más felices y placenteros. Siempre encuentro silla, no voy de pie, no hay demasiado trancón, a menor apretuje, menores probabilidades de un raponero hábil..


También he de agradecerle a mi fiel iPod por proveer el entretenimiento necesario para mis desplazamientos, sin él, mi vida sería insípida. 


Y para l@s vanidos@s, añado que es un excelente tratamiento rejuvenecedor. Me siento universitaria de nuevo, quítenme por lo menos unos 5 o 6 años de encima. Estoy usando zapatos bajitos y tenis otra vez, me siento de 20. 















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